“Llegué a Lázaro en modo ‘supervivencia’, y aquí he vuelto a encontrarle un sentido a mi vida.”

Hace 5 años sufrí una fuerte depresión, vinculada a abusos que viví en la infancia. Recibí una invalidez laboral y ya no podía pagar mi vivienda. Esto le puede pasar a cualquiera, vengas de una buena familia o no; no tiene nada que ver con la educación. Tenía 32 años y casi no quedaba nadie dispuesto a acogerme; fueron sobre todo amigos quienes me dieron techo.
Me costó un año atreverme a entrar en Lázaro, aunque pasaba a menudo por delante después de oír hablar de ellos. Tuve que “tragarme el orgullo”. Nunca pensé que entraría como acogida: antes de mi depresión habría entrado como joven profesional. Fue duro asumirlo. Varias personas me lo recordaron con insistencia y, finalmente, hace 9 meses me decidí: pasé la entrevista y me instalé en Lázaro.
Al principio fue difícil, viví una fase de rebeldía. Mi pasado me había hecho desconfiada: nadie podía tocarme, me daba miedo mostrar afecto, ni siquiera podía mirarme al espejo. Pero poco a poco fui avanzando. En Lázaro me he sentido —y me sigo sintiendo— rodeada, escuchada y, lo más importante, creída. Hay pequeños gestos constantes, siempre hay alguien dispuesto a escucharte tanto cuando estás bien como cuando estás mal.
Lo que se vive aquí es mágico: somos como una familia, pero una familia que hemos elegido.
Un día, una de mis compañeras de piso me dijo “te quiero” y me abrazó; para mí fue un terremoto interior. Aquí recibes un amor incondicional. Durante 15 años tomé una medicación muy fuerte contra la depresión y tuve muchos intentos de suicidio, pero hoy ya no necesito medicamentos. Y todo esto se lo debo a mis colocs, especialmente a Sylvie, una amiga de Lázaro y ahora compañera de piso que me abrió su puerta, me escuchó, me aconsejó, me dio seguridad y, sobre todo, me devolvió la confianza.
Entré en Lázaro en modo “supervivencia” y hoy he recuperado un sentido para mi vida. Estoy saliendo de la invalidez y volviendo a buscar trabajo. Cuando consiga un contrato estable, recuperaré mi independencia, pero me veo regresando a Lázaro para dar a otros lo que yo misma he recibido aquí.