¡Vaya aventura la que vivimos en Puy Du Fou! Los compañeros de piso de Lázaro Madrid decidieron embarcarse en un viaje al pasado, y ¡madre mía!, fue un día para el recuerdo.
Desde el inicio, decidimos separarnos en dos grupos para poder explorar a nuestro ritmo y no perdernos detalle. Cada grupo tenía sus propias anécdotas y momentos especiales, y era emocionante cruzarnos de vez en cuando y saludarnos a lo lejos.
Pero como en toda gran aventura, llegó el momento de reunirnos. Y qué mejor que hacerlo alrededor de una buena comida. Ahí estábamos, compartiendo risas, contando nuestras experiencias de la mañana y planeando el resto del día. Después de comer, decidimos que lo mejor era seguir juntos. ¡Y menos mal! Porque los espectáculos que vimos en grupo fueron aún más especiales al compartirlos.
Y, por supuesto, no podíamos irnos sin ver el espectáculo nocturno. Con el cielo estrellado como telón de fondo, nos sumergimos en una historia que nos dejó a todos con la boca abierta. Fue el broche de oro a un día lleno de emociones.
Todo el equipo junto a Los Surtidores del Lazarillo en el Puy Du Fou de Toledo
Pero lo que realmente hizo este viaje especial no fueron los espectáculos ni el parque en sí, sino la compañía. Y es que, para este viaje, contamos con la ayuda de amigos de Lázaro que, con un corazón enorme, se ofrecieron a llevarnos desde Madrid hasta Toledo. Gracias a ellos, todos los residentes del hogar de Lázaro Madrid pudimos disfrutar de esta experiencia única.
En resumen, más allá de las luces y la magia de Puy Du Fou, lo que realmente nos llevamos en el corazón son los momentos compartidos, las risas, las historias y, sobre todo, la sensación de ser una gran familia.